“El Publicista” (Réquiem por el tercer suicida)
Luego, caí en la novela-novela.
Pero, al igual que el primer libro, ésta está traspuada (hermosa palabra catalana que pierde toda su belleza al traducirla: “exudada”…)decía que está traspuada de valores, de ideas, de preguntas a la ética del lector que, mientras va leyendo, acaba convirtiéndose en cómplice emocional del personaje central (…¿malvado? …¿asesino?…¿publicista?) que es el que da título al libro: “El Publicista”.
Hay pasión, temor, valentía, enfrentamiento, inteligencia, un canto al emprendedurismo (ver RAE) y un llanto por aquello en que te están convirtiendo. Hubo un par de propuestas tímidas para llevarla al cine. Surgirán más, y serán más serias.
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Opiniones
Años después de haber escrito esta novela, me enteré de la existencia de un poema de Vladímir Mayakovski: La nube en pantalones:
“¡Qué bueno cuando una blusa amarilla protege tu alma de las miradas ajenas!
¡Qué bueno, cuando te lanzan a los dientes del patíbulo
y alcanzas a gritar: «Beban cacao Van Houten»!”
Explico: en 1910 la marca chocolatera Van Houten, muy famosa por aquellos años, llegó a un acuerdo con un condenado a muerte, según el cual cuando estuviera en lo alto del patíbulo debía gritar bien alto: “Beban cacao Van Houten”. un poeta ruso y A cambio, su familia recibiría una bonita suma. Y así sucedió. Al día siguiente, el suceso fue relatado en todos los periódicos, con lo que el impacto de la maniobra publicitaria fue aún mayor.
Leer en el periódico que un condenado a muerte había chillado un eslogan publicitario impactó a Mayakovski. Y a mí me impactó que la idea que yo venia cocinando desde hacía unos veinte años, la hubieran ya esbozado
Rio de Janeiro. Una imagen impactante en la primera plana del periódico cambiará la vida de Antonio, publicista que ha cerrado su empresa, está fuertemente endeudado y a punto de perder su casa. No sabe qué será de su mujer, Rita, y sus hijos.
La ve hojeando el periódico en un bar: un arriesgado paracaidista se lanza desde el brazo del Cristo Redentor hacia el vacío. Antonio ya ve que su única solución es el suicidio. Por un impulso, decide emularlo. Quiere que su suicidio salga en primera plana. Así castigará a todos.
A partir de aquí, su espíritu de publicista comienza a activarse e imaginar. De alguna manera, transformará los suicidios espectaculares en una forma de vida.